En la vida, como en la gestión pública, todo se resume en una palabra: elegir. Elegimos cada día qué valores guían nuestros actos, a quién escuchamos, a quién dejamos entrar en nuestras casas y, sobre todo, a quién le confiamos el futuro de lo que más queremos.
Hoy quiero hablarte de algo que considero esencial: el equipo que nos acompaña. Porque un liderazgo no es nada sin un equipo sólido, comprometido y que comparta los mismos principios. Y en estos tiempos en que se juega el destino de El Hatillo, más que nunca debemos elegir rodearnos de personas que defiendan, con convicción, la hatillanidad.
Cuando hablamos de hatillanidad no solo nos referimos a nuestras calles empedradas, a nuestra iglesia colonial o a la neblina que desciende al atardecer. Hablamos de un sentimiento profundo que nos une como comunidad: el amor por nuestras tradiciones, el respeto por nuestra gente y la decisión de mantener viva la esencia de este municipio que no se hereda ni se entrega.
Elegir bien a un equipo es entender que no se puede gobernar solo. Es rodearse de mujeres y hombres que crean que El Hatillo no puede seguir creciendo desordenadamente, mientras nuestros vecinos abren el grifo y se preguntan si hoy habrá agua. Es confiar en personas que no buscan el cargo como un fin, sino como un medio para servir. Es construir un equipo que tenga claro que antes que torres, debemos levantar la dignidad de cada vecino.
He sido claro: El Hatillo necesita planificación, disciplina y sentido de pertenencia. No podemos permitir que intereses personales desvíen el rumbo de un municipio que tanto nos ha dado. Por eso, en el Equipo La Fórmula Hatillana, cada persona ha sido elegida no por favores ni por cuotas, sino por su capacidad, su experiencia y su compromiso con nuestros valores.
Porque cuando elegimos a quienes comparten nuestros principios, elegimos futuro. Elegimos que los problemas se enfrenten de frente y no se escondan bajo la alfombra. Elegimos que el agua, la salud, la educación y la seguridad sean prioridad real, no discursos vacíos. Elegimos la transparencia y la cercanía. Elegimos defender la hatillanidad como lo que es: un tesoro que no tiene precio.
En esta campaña, no solo estoy invitando a elegir un nombre en un tarjetón. Estoy invitando a elegir un equipo que crea, como tú y como yo, que El Hatillo merece más. Que merece respeto, orden, servicios que funcionen y un crecimiento que preserve nuestra identidad.
Hoy te pido que no te conformes con lo que hay, que no te resignes a ver cómo se deteriora lo que tanto amamos. Hoy te invito a elegir conscientemente. Porque El Hatillo ni se hereda ni se entrega, se defiende cada día con valentía y con un equipo que tenga el corazón puesto en esta tierra.
— Alfredo Catalán